sábado, 20 de junio de 2009

¿El aprendizaje es algo tan trivial que se puede observar y medir con base en unas simples preguntas a propósito de unos contenidos cualesquiera?

Ser o no ser, citaría William Shakespeare, al tratar de explicar su existencia,. Retomo precisamente esta frase para abordar la respuesta a la pregunta que da título a esta entrada, de donde se explica que la trivialidad existe en función a las necesidades de cada sujeto, sobre todo al orden de importancia que aporte a cada persona. Por tanto el aprendizaje es como ese dilema que se planteo Shakespeare hace mucho, se hablaría de aprender o no aprender, de comperir o no competir. Aunado a esto sería trivial afirmar que el aprendizaje solo se puede observar a través de preguntas y contenidos específicos.

Precisamente es en esta realidad y en el modelo económico prevaleciente en donde se ha convertido en un concepto trascendente. De esta manera Barnett identifica pues estas dos tendencias, la académica y la operacional, y afirma que ambas “reflejan mundos e intereses limitados (el mundo académico y el mundo del trabajo).

Aprendizaje y competencias van ligados, sin embargo las dos han sido vistas como operaciones mecánicas, dejando de lado el componente valoral que tienen, agregándose a esto la dimensión colaborativa y humana a fin de fomentar un cierto espíritu comunitario aun en el ámbito del trabajo y la empresa (Vargas, 2005).

El aprendizaje no es solo adquirir conocimientos, se trata también de que la figura, en el ámbito eductaivo, del docente o profesor aparezca como un mediador, el cual se encargará de "sugerir y hacer trabajar los vínculos entre los saberes y las situaciones concretas” (Vargas, 2005).

Asi pues no podriamos evaluar que se ha aprendido, única y exclusivamente por medio de observaciones y respuestas a una lista de preguntas, tiene que ver con la posibilidad del alumnado para poder superar lo que llama Prieto (2005), el conflicto cognitivo, de donde la trivialidad se convierte en trascendencia, otorgándole al profesor su función de magister.

¿Que

¿Qué concepciones de aprendizaje nos parecen congruentes con el enfoque por competencias y por qué?
Exponer acerca de las cuestiones del aprendizaje es un tema que a lo largo de las diferentes concepciones educativas y a través del tiempo, se ha redefinido una y otra vez, consiguiendo obtener diferentes perspectivas refiriéndose específicamente a lo que es el aprendizaje.
El aprendizaje no puede ser un objetivo trivial ha de estar mezclado con la esencia de logro, tal y como apunta Pere Marqués (1999) al decir que “cada estudiante concilia los nuevos conocimientos en sus estructuras cognitivas previas”, por tanto este pasaría de ser tan trivial o común a convertirse en un proceso que para poder tener efectos duraderos es necesario contextualizarse no solo a base de preguntas fundamentadas en la observación y la medición de éstas, sino que necesita de dos elementos indispensables, lo personal y lo social.
Las concepciones que hay en torno al aprendizaje, han sido propuestas a partir de realidades tanto culturales como sociales, muy específicas, no obstante sirven como referencia para poder cimentar la base teórico-metodológica del trabajo docente. De esta manera considero que las más apegadas al enfoque por competencias son la del conductismo, el aprendizaje significativo y el constructivismo.
De la primera argumento esto por que con base al Documento de la Reforma Integral para la Educación Media Superior (2008) se extrae que “los conductistas comprenden la enseñanza como la realización de conductas determinadas en función de respuestas a determinados estímulos”, de esta manera se crea una base de memoria, de asociación que permita establecer los procesos básicos para poder ir acrecentando el bagaje de conocimientos. Aunque su enseñanza es relativamente menos eficaz en procesos de resolución complejos, si constituye un punto clave para poder acceder a otros procesos superiores.
Desde la perspectiva del aprendizaje significativo se entiende que este se acompaña de procesos: como dar un valor específico a un contenido u objeto a enseñar o aprender, debido a este rasgo de diferencia en el aprendizaje, en donde la motivación del alumno juega un papel fundamental, así como aquello que se conoce como asimilación del conocimiento y organizadores previos, debido a que estos conservan parte de la memoria a largo plazo, creando asociaciones significativas que permitirán de forma permanente ciertos contenidos o aprendizajes.
Al concluir con la perspectiva del constructivismo, esto es lo que en la práctica tendría que reinar, no obstante esta opción es una de las más ambiciosas debido a que considerar el contexto en donde se encuentre situado el aprendizaje, así como relacionarlo con las situaciones construidas en forma de problematización a nivel social son el cambio más trascendental. Lograrlo no es difícil, en los últimos años se ha tratado de impulsar este tipo de perspectiva, aunque ha ido permeando sus resultados poco a poco.
Finalmente cualquiera de las tres perspectivas sirven en mayor o menor orden de importancia y trascendencia en el desarrollo de las competencias, recordemos la movilidad de la que nos habla Perrenoud, al explicar que las competencias no solo movilizan experiencias sino también saberes.